Con MANÉMANÉ guardábamos cierta expectación, porque el desfile de la pasada edición fue bastante im-pre-sio-nan-te (de esto que te lo quieres llevar todo a casa), así que cuando empezó a sonar la música se nos hizo la boca agua.
Uniformes, anybody? Yo lo veo claro.
Tal y como esperábamos, es un lo-maximo-con-lo-minimo, (no confundir con un menos es más). La paleta de colores evoluciona casi sin darse uno cuenta desde unos sobrios blanco/azul marino y de repente, no sabes muy bien cómo, te ves vestida de profesora de parvulario en un rosa bebé de lo más molón.
Miguel Becer lo ha vuelto a hacer.
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