Es martes por la mañana, e Ifema está tranquilito. Se presenta la pasarela EGO asociada a Samsung, que la patrocina, algo que nos quedó MUY claro a lo largo del día. Demasiado claro, diría.
El primer desfile de la mañana era Manémané, pero tras la presentación del EGO por parte de Cuca Solana y del director de marketing y comunicación de Samsung, la colección presentada no era la de Miguel Becer sino la de Ying Gao.
Por lo visto el desfile pretendía reforzar el discurso anterior, un largo blablabla sobre la unión entre moda y tecnología.
En tema tecnológico aquí eran los vestidos, que, al mirarlos de cerca, se daba cuenta uno de que se movían.
Si, se movían, con un sordo sonidito de maquinaria de fondo.
Las modelos, situadas bien cerca del público y bajo los focos, iban rotando para que pudieras percibir cómo se movía cada uno de los diseños, que parecían nubes vaporosas, aunque el soniquete de la maquinaria moviéndose les restaba parte de su bucolismo.
Acabamos un tanto perplejos al final del breve, extraño e inesperado desfile, aunque he de reconocer que, moviéndose o no, los vestidos tenían un algo siniestro y mágico que me gustó.
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